Regreso a la complejidad.
Después de leer un par de libros que “me marcaron” (jajajajajaja, deben consultar la historia política en México de alrededor de la fecha en que escribo esto, es realmente gracioso) -Delirious New York de Rem Koolhaas e Historia crítica de la arquitectura moderna de Kenneth Frampton- tengo la idea de que puede ser bueno el regreso a la complejidad en la arquitectura, me refiero específicamente a la profusión en los detalles decorativos, en una especie de reinterpretación del barroco en cuanto a ornamentación se refiere.
La reflexión se refiere al entendimiento general del valor estético de la ornamentación profusa, adaptada a la actualidad.
La ornamentación a la que me refiero se da en la arquitectura del siglo XXI con texturas y diversos materiales, puede ser inclusive en un ambiente monocromático, en el que precisamente es la variedad de texturas y materiales lo que enriquece el ambiente.
A pesar de movimientos como el minimalismo, que han ganado numerosos seguidores, para la gran mayoría de las personas es más fácilmente asimilable el entendimiento de la belleza en la arquitectura de un ambiente profusamente decorado, que de uno muy limpio y austero.
Estoy firmemente convencido de que el auge actual por la arquitectura limpia y austera es más el resultado de la economía que de un verdadero cambio de gusto –hablando en general, por supuesto-, he inclusive diseñado una residencia que raya en el minimalismo para una familia, sin embargo el estilo de vida de ésta familia en particular, se adapta perfectamente al estilo arquitectónico, estoy hablando de la residencia Guerra, en Cd. Victoria, Tamaulipas, México. Una excepción.
El éxito de diseñadores como Karim Rashid, que ha incursionado ya en la arquitectura con sus propuestas estéticas totalmente excéntricas –incluyendo su imagen personal, que la verdad me recuerda el papel que el actor Chris Tucker como Ruby Rhod hizo en la película “El quinto elemento” en 1997, aunque era una clara alusión a Prince, pero me refiero al nivel de extravagancia- nos habla de la búsqueda estética de una ornamentación más rica y profusa, un claro adiós a la simplicidad y a las líneas modernas estilo Villa Savoye.
En una gran cantidad de residencias multimillonarias y de gran lujo, el estilo tradicional y ornamentalmente recargado, son muestra también de que es mayormente la variante económica la que lleva a una arquitectura menos decorada.
El placer visual que debe pretender la arquitectura, se logra mediante la riqueza de sensaciones que un espacio provoca al usuario, y al estarnos ahora acostumbrando a recibir y procesar una gran cantidad de información proveniente de los medios de comunicación –internet, televisión, radio, periódicos, revistas, libros- pues los espacios simples ya no cautivan nuestros sentidos.
Por lo tanto, la búsqueda estética que inicio ahora, es acerca de enriquecer la experiencia del usuario/espectador mediante decoración y texturas arquitectónicas, sin perder de vista la otra línea teórica que me apasiona: la continuidad.
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